jueves, 18 de diciembre de 2008

El Vuelo de la Mosca



Sé que la radio suena, aunque no puedo escucharla. Recuerdo haber puesto un disco, de 30 Seconds to Mars, tal vez es mi tema favorito el que corre, The Kill.
-You say you wanted more... –

A veces es más fácil fingir lo que se siente algo a mostrar que realmente no se siente.
¿Qué será lo que nos mueve?
¿Nos movemos siquiera?
-what are you waiting for?...-

Quizás simplemente nos hallamos eternamente estáticos, siempre aspirando despacio, con temor a exhalar demasiado rápido y quedarnos sin aire o explotar por el esfuerzo.
¿Será que flotamos o simplemente aún no terminamos de caer?


Una mosca vuela a lo largo de la habitación; la luz del la ciudad de noche entra cálida y asfixiante por el ventanal y soy capaz de distinguir las motas de polvo que flotan en el aire, a través de los reflejos. La oscuridad y el frío de mi interior contrasta con este brillo cegador de los neones y el calor sofocante del pavimento.
Tras un último espasmo, tu cuerpo se queda absolutamente quieto, mientras los perfectos rasgos de tu cara palidecen. Te quedaste ahí, tirada sobre el sillón, muda y ciega, como una marioneta que algún niño despreocupado arrojó desechándola. Yo sólo soy capaz de mirarte.
-I try to be someone else, but nothing seemed to change...-

La radio sigue sonando y por fin recupero la consciencia. Con un escalofrío vuelvo a recordar el desprecio de tus ojos al besarme. La música suena y es un cable a tierra, un soplo de aire entre esta putrefacción, ayudándome a sentir mi cuerpo nuevamente y recuperar mis sentidos.
- I know now, this is who I really am...-

Tu sangre se escurre desde el sillón hacia el piso, desparramándose por las tablas. La mosca se posa finalmente sobre tu cara, acercándose a tus rojos labios, indiferente a todo. Nuestras fotos yacen esparcidas por el suelo, rotas y manchadas de carmesí; hacen juego con tu cadáver y tus vísceras, que reposan bajo la mesa y sobre el sofá.
Fue tan sencillo asesinarnos.
Olvidarnos.
Sepultarnos el uno al otro bajo cuatro metros de indiferencia, egoísmo y resentimiento.
Una corona de autocompasión para los dos.
Lágrimas imposibles, porque los cadáveres no lloran.
- You’re killing me, killing me... All I wanted was you...-

Muertos los dos, tú sobre el sillón, yo en pie mirándote. ¿Quién crees que se lleva la mejor parte?
Quisiera tanto que pudieras contestarme, que te levantaras y que por una vez fueras sincera y me clavaras el cuchillo de cocina en el pecho, que por fin tus manos y tus ojos sean coherentes y honestos conmigo; que por fin te pudieras vaciar de esta maldita hipocresía que nos devoró las entrañas noche a noche.
-Come, break me down... bury me, bury me...-

Tu cuerpo abierto en canal, flácido y destrozado me parece más sincero que cualquier “te amo” que me hayas dicho antes. Nos vaciamos para llenarnos de amargura. Se acabó todo y me importa un carajo limpiar tus restos o los míos. El vuelo de la mosca es poesía en movimiento, nada parece tener mayor sentido y profundidad que sus ondulaciones.
- what are you waiting for?-

Dejo atrás tu rostro y el balcón me recibe con un suave viento, que seca mis lágrimas y las convierte en sal. En la muerte se abre el nacimiento, lo finito que inaugura lo infinito. Miro hacia abajo y veo a la gente, que sigue su vida feliz e indiferente, sin poder apreciar la belleza del vuelo de la mosca. Dichosos en la amarga tranquilidad de sus angustias y sólo quiero
- what if I?-

empezar
- what if I?-

de cero
- what if I?-

Caigo.

No hay comentarios: