miércoles, 18 de febrero de 2009

Objetos



Autor: César
A distintos objetos en momentos paralelos... la imagen "Los Amantes" de Egon Schiele.

Objeto Perdido
Tratar de entender/te me agota conversar contigo es casi como un coito, sólo que sin orgasmo y con pésima lubricación. Como el mal sexo, me produces jaqueca y una asquerosa sensación de vacío.
Comprender lo incomprensible, es casi como intentar que el camello pase por el dichoso ojo de la aguja. Prefiero corchetearme los labios y llenar de ácido mis oídos. Tú que a veces eres peor que la cebolla refrita, que me das gastritis y te me repites todo el día y la noche; pataleas y gritas porque no ten entiendo, aúllas tus penas y rezumas dolor e incomprensión, pero
Pero
Pero
Pero…
¿Qué pasa si te pregunto por mí?
¿Sabes qué siento, cómo y dónde?
Dices que adivinas, que conoces, y eso es falso, porque mirar sólo te da la predicción, no la comprensión.
Dices amar, pero frente a tu propio vacío - no el mío- huyes aterrorizada a buscar la palanca que mueve el mundo, tu mundo, un mundo que gira en torno a ti y tus necesidades.
Claro que no soy perfecto, que fallo y te he fallado y lo seguiría haciendo, pero que vas a entender tú de eso; ya el puente se hizo pedazos y el agua se lo llevó.

Objeto Bueno
Hagamos un trato; yo te doy mi corazón para que lo guardes y dame tus ojos para mirar como tú ves. Tú me das tu mano y yo te doy mis hombros. Dame tus labios y yo te daré mi pecho, que se amolda a ti perfectamente y se acomoda a tu cuerpo, fresco en verano y cálido en invierno.
Por favor, dame tu pelo y la forma en que cae sobre tu cara; yo te daré mis brazos, que te sostendrán cuando haga falta.
Dame tu risa, que es como agua para mí, y yo te daré mis silencios, que son presencia y te quiero de eco eterno. Dame tus lágrimas, que yo te daré mis labios, el único pañuelo que te puedo ofrecer.
Dame tu luz, que yo te daré mis sombras y juntos crearemos un mundo de blanco y negro que podremos colorear a nuestro capricho.
Dame tu miedo, que yo te daré mi fuerza.
Dame tu pena, que yo te daré mis alegrías y mis torpezas.
Intercambia tus manos y tus sueños conmigo, que yo te daré mi espacio y un crepúsculo eterno, y serás reina.

Objeto Perdido
¿Te acuerdas de cómo acariciaba tus cabellos? ¿De cómo me mirabas desde las ventanas o de cómo te veía conversar con tus amigas?
Recuerdo de paraguas viejos bajo la lluvia fresca del invierno y de caminatasbajo un sofocante calor de verano.
Yo recuerdo ¿y tú?
¿Recuerdas? El sol del atardecer y las nubes ardiendo en oro y cobre… y tú me seguías mirando y yo te hablaba, tú sin escuchar y yo sin ver/te. ¿Recuerdas?
Yo recuerdo dibujos, vasos de agua sentados bajo un parrón, mientras los pedales de mi vieja bicicleta colgaban en el aire. Tus manos jugaban con tu pelo nerviosamente y yo no sacaba las mías de los bolsillos… ¿será que no sabíamos qué hacer con ellas?
Yo recuerdo ¿tú recuerdas?
Pero a veces se vuelve todo oscuro, nebuloso, granulado, como si los recuerdos se vencieran. Talvez es eso; porque el envase es brillante, pero quizás ya la fecha de caducidad expiró.
Me da pavor abrir el frasco y encontrar sólo moho y telarañas; me da miedo cortarme con el filo, yo que soy gallo de metal -río- tengo que reírme del niño que llevo dentro, duro, seco e intolerante.
Pero dime ¿Qué recuerdas tú? ¿Ilusiones, quizás? ¿Promesas, tal vez?
Yo recuerdo tus ojos y tus silencios y esa horrenda sensación de ausencia al separarnos ¿te acuerdas?
Yo aún.
Recuerdo.