Autor: César
A distintos objetos en momentos paralelos... la imagen "Los Amantes" de Egon Schiele.
Objeto Perdido
Tratar de entender/te me agota conversar contigo es casi como un coito, sólo que sin orgasmo y con pésima lubricación. Como el mal sexo, me produces jaqueca y una asquerosa sensación de vacío.
Comprender lo incomprensible, es casi como intentar que el camello pase por el dichoso ojo de la aguja. Prefiero corchetearme los labios y llenar de ácido mis oídos. Tú que a veces eres peor que la cebolla refrita, que me das gastritis y te me repites todo el día y la noche; pataleas y gritas porque no ten entiendo, aúllas tus penas y rezumas dolor e incomprensión, pero
Pero
Pero
Pero…
¿Qué pasa si te pregunto por mí?
¿Sabes qué siento, cómo y dónde?
Dices que adivinas, que conoces, y eso es falso, porque mirar sólo te da la predicción, no la comprensión.
Dices amar, pero frente a tu propio vacío - no el mío- huyes aterrorizada a buscar la palanca que mueve el mundo, tu mundo, un mundo que gira en torno a ti y tus necesidades.
Claro que no soy perfecto, que fallo y te he fallado y lo seguiría haciendo, pero que vas a entender tú de eso; ya el puente se hizo pedazos y el agua se lo llevó.
Objeto Bueno
Hagamos un trato; yo te doy mi corazón para que lo guardes y dame tus ojos para mirar como tú ves. Tú me das tu mano y yo te doy mis hombros. Dame tus labios y yo te daré mi pecho, que se amolda a ti perfectamente y se acomoda a tu cuerpo, fresco en verano y cálido en invierno.
Por favor, dame tu pelo y la forma en que cae sobre tu cara; yo te daré mis brazos, que te sostendrán cuando haga falta.
Dame tu risa, que es como agua para mí, y yo te daré mis silencios, que son presencia y te quiero de eco eterno. Dame tus lágrimas, que yo te daré mis labios, el único pañuelo que te puedo ofrecer.
Dame tu luz, que yo te daré mis sombras y juntos crearemos un mundo de blanco y negro que podremos colorear a nuestro capricho.
Dame tu miedo, que yo te daré mi fuerza.
Dame tu pena, que yo te daré mis alegrías y mis torpezas.
Intercambia tus manos y tus sueños conmigo, que yo te daré mi espacio y un crepúsculo eterno, y serás reina.
Objeto Perdido
¿Te acuerdas de cómo acariciaba tus cabellos? ¿De cómo me mirabas desde las ventanas o de cómo te veía conversar con tus amigas?
Recuerdo de paraguas viejos bajo la lluvia fresca del invierno y de caminatasbajo un sofocante calor de verano.
Yo recuerdo ¿y tú?
¿Recuerdas? El sol del atardecer y las nubes ardiendo en oro y cobre… y tú me seguías mirando y yo te hablaba, tú sin escuchar y yo sin ver/te. ¿Recuerdas?
Yo recuerdo dibujos, vasos de agua sentados bajo un parrón, mientras los pedales de mi vieja bicicleta colgaban en el aire. Tus manos jugaban con tu pelo nerviosamente y yo no sacaba las mías de los bolsillos… ¿será que no sabíamos qué hacer con ellas?
Yo recuerdo ¿tú recuerdas?
Pero a veces se vuelve todo oscuro, nebuloso, granulado, como si los recuerdos se vencieran. Talvez es eso; porque el envase es brillante, pero quizás ya la fecha de caducidad expiró.
Me da pavor abrir el frasco y encontrar sólo moho y telarañas; me da miedo cortarme con el filo, yo que soy gallo de metal -río- tengo que reírme del niño que llevo dentro, duro, seco e intolerante.
Pero dime ¿Qué recuerdas tú? ¿Ilusiones, quizás? ¿Promesas, tal vez?
Yo recuerdo tus ojos y tus silencios y esa horrenda sensación de ausencia al separarnos ¿te acuerdas?
Yo aún.
Recuerdo.
Comprender lo incomprensible, es casi como intentar que el camello pase por el dichoso ojo de la aguja. Prefiero corchetearme los labios y llenar de ácido mis oídos. Tú que a veces eres peor que la cebolla refrita, que me das gastritis y te me repites todo el día y la noche; pataleas y gritas porque no ten entiendo, aúllas tus penas y rezumas dolor e incomprensión, pero
Pero
Pero
Pero…
¿Qué pasa si te pregunto por mí?
¿Sabes qué siento, cómo y dónde?
Dices que adivinas, que conoces, y eso es falso, porque mirar sólo te da la predicción, no la comprensión.
Dices amar, pero frente a tu propio vacío - no el mío- huyes aterrorizada a buscar la palanca que mueve el mundo, tu mundo, un mundo que gira en torno a ti y tus necesidades.
Claro que no soy perfecto, que fallo y te he fallado y lo seguiría haciendo, pero que vas a entender tú de eso; ya el puente se hizo pedazos y el agua se lo llevó.
Objeto Bueno
Hagamos un trato; yo te doy mi corazón para que lo guardes y dame tus ojos para mirar como tú ves. Tú me das tu mano y yo te doy mis hombros. Dame tus labios y yo te daré mi pecho, que se amolda a ti perfectamente y se acomoda a tu cuerpo, fresco en verano y cálido en invierno.
Por favor, dame tu pelo y la forma en que cae sobre tu cara; yo te daré mis brazos, que te sostendrán cuando haga falta.
Dame tu risa, que es como agua para mí, y yo te daré mis silencios, que son presencia y te quiero de eco eterno. Dame tus lágrimas, que yo te daré mis labios, el único pañuelo que te puedo ofrecer.
Dame tu luz, que yo te daré mis sombras y juntos crearemos un mundo de blanco y negro que podremos colorear a nuestro capricho.
Dame tu miedo, que yo te daré mi fuerza.
Dame tu pena, que yo te daré mis alegrías y mis torpezas.
Intercambia tus manos y tus sueños conmigo, que yo te daré mi espacio y un crepúsculo eterno, y serás reina.
Objeto Perdido
¿Te acuerdas de cómo acariciaba tus cabellos? ¿De cómo me mirabas desde las ventanas o de cómo te veía conversar con tus amigas?
Recuerdo de paraguas viejos bajo la lluvia fresca del invierno y de caminatasbajo un sofocante calor de verano.
Yo recuerdo ¿y tú?
¿Recuerdas? El sol del atardecer y las nubes ardiendo en oro y cobre… y tú me seguías mirando y yo te hablaba, tú sin escuchar y yo sin ver/te. ¿Recuerdas?
Yo recuerdo dibujos, vasos de agua sentados bajo un parrón, mientras los pedales de mi vieja bicicleta colgaban en el aire. Tus manos jugaban con tu pelo nerviosamente y yo no sacaba las mías de los bolsillos… ¿será que no sabíamos qué hacer con ellas?
Yo recuerdo ¿tú recuerdas?
Pero a veces se vuelve todo oscuro, nebuloso, granulado, como si los recuerdos se vencieran. Talvez es eso; porque el envase es brillante, pero quizás ya la fecha de caducidad expiró.
Me da pavor abrir el frasco y encontrar sólo moho y telarañas; me da miedo cortarme con el filo, yo que soy gallo de metal -río- tengo que reírme del niño que llevo dentro, duro, seco e intolerante.
Pero dime ¿Qué recuerdas tú? ¿Ilusiones, quizás? ¿Promesas, tal vez?
Yo recuerdo tus ojos y tus silencios y esa horrenda sensación de ausencia al separarnos ¿te acuerdas?
Yo aún.
Recuerdo.