miércoles, 10 de junio de 2009

Metempsicosis


Autor: César
21 Abril 2009

Quería ver el cielo azul brillante,
Atravesarlo por entre cascadas de nubes y acero
Y bajo este mar, océanos de arena, valles y sierras
Donde no queda más que un páramo solitario, barrido ya por el viento.

Y es que así es como me siento al verte, frágil, seco y sin vida
Lleno de semillas sin germinar,
Falto del dulce agua del amor y las caricias
Para que algo que valga la pena
De mí pueda echar raíz.

Olvidar los besos del viento y las caricias de la niebla
¿Cómo? ¡Ay, Madre Tierra!
Cómo olvidar tus ásperas sonrisas con forma de quebradas
O la tierna canción del viento susurrante entre los maizales, el trigo y las arboledas;
Lluvia santa que lavas mis pecados, Tierra Madre.

No veré otra vez con iguales ojos el verdor de la hierba ni el rojo de la flor
Porque tu mano ya no se me oculta
Y respiro en mí tus aromas y certezas de fertilidad infinita
Ser eterno en tu eternidad
Y morir contigo para darte vida y renacer.

Seguir sin parar este camino,
Para caer y doblar la mano a la vida y a la muerte
En esta Rueda de fuego y agua, aire y tierra
Pulso eterno desde los Altos Cielos hasta la fría piedra
Siguiendo el compás de la respiración del Uno
Dar y recibir, para girar
Darnos vida y hacernos el amor, la voluntad y la razón.

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